Hombre que mira el techo / Man who looks at the ceiling
(Uno de los trece hombres.)
Hombre que mira el techo
Siempre hay una jornada fuera de serie
en que uno logra sentirse sereno
pero está lejos de ser una canonjía
ya que la serenidad no es el mejor
de los estados posibles e imposibles
hoy por ejemplo tomo distancia
con respecto a las cosas y a mi mismo
y no por eso echo al olvido
qué joda era qué bueno era
estar adentro del entrevero
después de todo la famosa
serenidad es una isla
autorizada comonó
y legal
aunque rodeada inexorablemente
por emociones clandestinas
todavía me siento un poco incómodo
en mis primicias de sereno
como quien entra en un traje nuevo
que tiene bajas las hombreras
pero el cuerpo y el alma son
animalitos de costumbres
mañana la incomodidad
será menor y en pocos días
me habré habituado a estar sereno
eso me llena a veces de alegría
es claro que se trata de una alegría serena
y en consecuencia uno no sale a dar abrazos
ni pega gritos ni le canta al cielo
a lo sumo archiva caricias y otros prólogos
por estricto orden cronológico
también llega a invadirme el desconsuelo
pero se trata de un sereno desconsuelo
y por lo tanto nadie solloza
ni dice mierda
ni putea
sencillamente como un modesto mago
de rojo circo de domingo
o de feria
tomo los naipes del amor
los barajo con parsimonia
y en las narices del viejo público
que es como hacerlo en mis narices
mágicamente los transformo
en nuevos naipes de amistad
lo único extraño viene a la noche
pues se presume que un sereno
ha de dormir serenamente
pero yo paso horas y horas
mirando el techo
o sea que
no sé hasta cuando estaré sereno
porque la calma ya no da abasto
hay que confiar y yo confio
que no hay mal que dure
cien años
— Mario Benedetti
(One of the thirteen men.)
Man who looks at the ceiling
There’s always the odd workday
when one is able to feel serene
but this is far from a cushy job
since serenity isn’t the best
of the possible and impossible states
today for example I distance myself
from worldly things and from myself
but at the same time I don’t try to forget
how wild it was how great it was
to be in the messy thick of things
after all the famous
serenity is an island
authorized of course
and legal
though surrounded unavoidably
by clandestine emotions
I still feel a little uneasy
in my fledgling serenity
like one who comes in wearing a new suit
that’s a little saggy in the shoulders
but the body and the soul are
creatures of custom
tomorrow the uneasiness
will dwindle and in just a few days
I will have gotten used to being serene
sometimes this fills me with happiness
of course it’s a serene happiness
and does not mean you have to go around hugging everyone
nor hollering out nor singing to the heavens
at most you file away caresses and other preambles
in strict chronological order
and at times i’m invaded by despair
but it’s a serene despair
and as a result nobody sobs
or says shit
or swears
simply, like a modest magician
from the red Sunday circus
or the fair
I take the cards of love
I shuffle them judiciously
and right under the noses of the veteran public
which is like doing it under my nose
I transform them magically
into new cards of friendship
the one strange thing comes at night
since one would presume that being serene
would allow me to sleep serenely
but I spend hours and hours
looking at the ceiling
it’s that
I don’t know how long I’ll be serene
because the calm isn’t enough anymore
you have to trust and I trust
that even the longest night comes
to an end
— Mario Benedetti